• Música

    Quién no escucha las tonadas
    los acordes de guitarras
    del amor y su grandeza
    cuando en ellas la tibieza
    de esas épocas pasadas
    rememoran nuestros días
    de pasiones y alegrías
    y de pieles muy lozanas

  • Poesía

    Bendita y dulce poesía
    en tus letras hallo yo sutil consuelo
    de estas horas de dolor y alegría
    cavilando por las noches me desvelo
    y pretendo que estas letras exaltadas
    reflejadas en un noble sentimiento
    en su paso por el tiempo sean eternas
    y remanso del amor que ahora siento

  • Videos

    Los colores se dibujan
    imprimiendo su belleza
    y es la luz que con certeza
    va aclarando la figura
    con su voz talante y firme
    apresura su morada
    pasa suave y vida tiene
    se desliza y luego viene
    a quedarse en mi retina
    a sentirse enamorada.

  • Relatos

    Mis pensamientos vuelan buscando su verano
    reposan, se alimentan y emprenden ya su viaje
    anhelan que ella lea lo que escribe hoy mi mano
    y en sus ojos se refelejen este amor en su homenaje

Bienvenidos al blog, a mi mundo de alucinaciones ufanas, de pensamientos apócrifos, un mundo no muy diferente al real donde las letras son puertos de llegada para escondidas pasiones y deseos incumplidos.

Retórica a un amor perpetuo - Recíbelo en twitter

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Archive for 4 abr 2011



Estoy enamorado de tu voz y tu ternura
Tú eres mi color, mi poesía y mi música
Estoy enamorado de tu mirada tan profunda
Que se mete en mi alma, la eleva y me inunda
Estoy enamorado de tu vientre y de tu ombligo
De tus manos, tu lengua y hasta tus oídos
Estoy enamorado de tu piel tan transparente
Y de tu boca directa que me habla de frente
Y nunca dejarás
De mi boca escuchar decir que...

Yo quiero ser tu amor por siempre
Yo quiero ser tu amor por siempre
Yo quiero ser tu amor por siempre
Se mi amor, por favor, por siempre.

Estoy enamorado de tus besos mariposa
De tus logros, tus sueños, de todo lo que tocas
Estoy enamorado de las cosas que no veo
Tus secretos, tu historia, lo que guardas dentro
Y nunca dejarás
De mi boca escuchar decir que...

Yo quiero ser tu amor por siempre
Yo quiero ser tu amor por siempre
Yo quiero ser tu amor por siempre
Se mi amor, por favor, por siempre
Yo quiero ser tu amor por siempre
Se mi amor por favor por siempre
Tu amor por siempre.




Esta es una animación corta con un precioso contenido muy emotivo, la locución da énfasis a la historia.

Locución: Sancho Gracia
Guión y dirección: Marco Besas
Director de animación / Dibujos: Carlos Lascano
Música: Fernando Cascales
Diseño de sonido: Antonio Garrido
Productor: Juan Manuel Díaz

REFERENCIA: VAGABUNDIA



Trato de entender lo que me pasa
cuando pierdes tu mirada en un rincón y sin saber,
quiero describirte en mil canciones con mis sueños
ser dibujante y plasmarte en un papel.

como un sol callado que no habla con palabras
pero deja en tu cabello su color
con tus ojos claros y esa sonrisa en tus labios,
que poco a poco conquistó a mi corazón.

Y me prendo un cigarrillo y tu recuerdo me viene a buscar
soy un poeta que te escribe por las noches,
y sin saber…
y se conforma con el hecho de saber que existes mujer.

Trato de cantarte al oído cuando pasas
y tu cabello desfilando cae por tu piel
con tus ojos claros y esa sonrisa en tus labios,
que poco a poco conquistó a mi corazón.

Y me prendo un cigarrillo y tu recuerdo me viene a buscar
soy un poeta que te escribe por las noches,
y sin saber…
y se conforma con el hecho de saber que existes mujer.



Para que la discusión termine sin que nos mandemos allá mismo, me he propuesto hacer una explicación adecuada de este término utilizando mis vastos conocimientos del castellano, la sociología, la psicología y la marina. Y la historia.

La Real Academia de la Lengua dice del dichoso término lo siguiente:

(Del lat. virga).

1. pene.

2. Arco de acero de la ballesta.

3. Vara, palo largo y delgado.

4. Tira de plomo con ranuras en los cantos, que sirve para asegurar los vidrios de las ventanas.

5. Percha labrada convenientemente, a la cual se asegura el grátil de una vela.

6. Rama delgada.

Según la misma Academia en Venezuela y en El Salvador el término en cuestión sirve para “expresar sorpresa, protesta, disgusto o rechazo”. En Ecuador también sirve, por ejemplo con toda seguridad el Patiño al enterarse del video que le hizo su fiel ayudante Quinto, habrá exclamado ¡Qué verrrrga!, ó ¡Qué traidor ese quintocaradearcodeacerodelaballesta!, o tal vez se arrepintió diciendo ¡de gana le recibí al carelaperchalabrada del Rodas!

Hay, según la Real Academia, el término “Verga seca”, pero nada tiene que ver con un estado de deshidratación sino que es aquel mástil en el barco que no lleva vela. De paso, yo al menos soy un verga seca, porque ni loco llevaría una vela. Se me queman los pelitos.

-¿Y esto, querido maestro, quiere decir que si no llevo vela en el entierro soy una verga seca?

-No Sylkita, quiere decir que no te metas donde no te llaman.

-Ahhhh.

Continuamos, “verga toledana” es una medida antigua equivalente a dos codos. O sea quien tenga un pene del largo de una verga tiene derecho a sentirse agradecido. O está siendo redundante.

“Verga en alto”, por su parte, denota que “la embarcación está pronta y expedita para navegar”. De esta definición no diremos mucho porque solita se explica. ¡Leven ancas!, perdón, anclas.

Ahora bien, al pobre Presidente Correa se han dedicado a exprimirle la paciencia –que ni tiene- con el Vergagate en que se fue a meter por poner un ejemplo de interpretación de las palabras. El Presidente tenía toda la razón, solo que ya le cayó mal a varios medios de comunicación y la buena intención que tuvo, en definitiva, se le fue a la casa de la vara.

Él decía que no está bien usar términos peyorativamente y luego escudarse diciendo que pueden ser interpretados, si no me equivoco se quejaba de que le pusieron en un titular que ASALTÓ LA JUNTA BANCARIA y alguien le decía que ASALTO puede ser interpretado. Entonces el Presidente usó el ejemplo de la “verga” para explicar que si te dicen ándate a la casa de la verga, no te están diciendo que te vayas al hogar de los mástiles, sino a la casa de la verga mismo, y que eso es lo que no aceptaba, no que le manden a la casa de la verga, sino que en el camino, le interpreten.

Breve manual del uso de la palabra en cuestión, con leve toque histórico:

a) Cuando decimos “¡qué verga!” denotamos ira. Cuando una gringa va al Chota y dice ¡qué verga!, denota entusiasmo y agradecimiento a su agencia de viajes. Es decir aquí nomás ya podemos encontrar al menos dos tipos de verga: La primera es una interjección y la segunda un objetivo turístico.

b) Cuando envías a alguien a la casa de la verga, le estás diciendo que se vaya a la concha de su madre. Así mismo al decirle a tu pana ¡hola careverga!, expresas confianza y cariño, pero si al que te chocó el carro le dices lo mismo, no quieres decir que su rostro es igual a un pene, sino que maneja como la verga. Manejar como la verga, significa que eres busero. O taxista. Acá tenemos cuatro vergas más que son: un destino indeseable de connotación familiar, una muestra de fraternidad, un adjetivo calificativo y un estado de ánimo al conducir vehículos, generalmente de forma imbécil.

Remitiéndonos a la historia –yo había ofrecido ser lo más académico posible- el término “verga” apareció primero en la marina que en el calzoncillo. El paso del barco a la mano se explica –sicológicamente- porque todos nos creemos dueños de (o quisiéramos tener) un miembro de dos codos de largo. A la cansada la Real Academia de la Lengua terminó por aceptar “pene” como sinónimo de “verga” y, como vimos al principio de este tratado de vergología, por la frecuencia en su utilización, está en el número uno del citado Diccionario.

La verga también está sometida a la Ley de la Relatividad. Verbigracia: Si a los mástiles más altos los hubiesen bautizado como “Escorpiones”, en este mundo no existirían los carevergas y todos andaríamos con un escorpión en el calzoncillo, y sin miedo. Pero el “Escorpión” Aristizábal viviría resentido. Y ninguna dama aceptaría que sentó encima de uno.

Leve toque histórico:

Hace algunos siglos un grupo de marineros discutían y hacían alarde del tamaño de sus penes, de la siguiente forma:

Marinero 1 (señalando el mástil del barco).- El mío se pone como esa verga cuando asoma tu hermana.

(Se escuchan las risas de toda la tripulación menos la del hermano)

Hermano.- Dirás aquello por lo podrido que está el mástil.

Marinero 1 .- No, lo digo por lo parecido que se pone.

Hermano (que había estudiado lógica).- Si tu pene se parece al mástil y al mástil lo llamamos verga, entonces tu pene es una verga y a juzgar por las similitudes que he visto cuando te desnudas, tú eres el perfecto cara de verga.

Marinero 1.- ¿Ahhh?

(Se vuelven a escuchar risas de la tripulación, menos del marinero 2 que tiene una duda)

Marinero 2.- Oye, ¿por qué decís que la verga está podrida, joder?

Hermano.- Porque me lo dijo el Capitán y en la próxima tormenta se partirá en pedazos, quedaremos a la deriva y nos iremos a la verga.

Tripulación- ¡Qué verga!

¿Estamos claros?



Me gusta ver el cielo
con negros nubarrones
y oír los aquilones
horrísonos bramar,
me gusta ver la noche
sin luna y sin estrellas,
y sólo las centellas la tierra iluminar.


Me agrada un cementerio
de muertos bien relleno,
manando sangre y cieno
que impida el respirar,
y allí un sepulturero
de tétrica mirada
con mano despiadada
los cráneos machacar.


Me alegra ver la bomba
caer mansa del cielo,
e inmóvil en el suelo,
sin mecha al parecer,
y luego embravecida
que estalla y que se agita
y rayos mil vomita
y muertos por doquier.


Que el trueno me despierte
con su ronco estampido,
y al mundo adormecido
le haga estremecer,
que rayos cada instante
caigan sobre él sin cuento,
que se hunda el firmamento
me agrada mucho ver.


La llama de un incendio
que corra devorando
y muertos apilando
quisiera yo encender;
tostarse allí un anciano,
volverse todo tea,
y oír como vocea
¡qué gusto!, ¡qué placer!


Me gusta una campiña
de nieve tapizada,
de flores despojada,
sin fruto, sin verdor,
ni pájaros que canten,
ni sol haya que alumbre
y sólo se vislumbre
la muerte en derredor.


Allá, en sombrío monte,
solar desmantelado,
me place en sumo grado
la luna al reflejar,
moverse las veletas
con áspero chirrido
igual al alarido
que anuncia el expirar.


Me gusta que al Averno
lleven a los mortales
y allí todos los males
les hagan padecer;
les abran las entrañas,
les rasguen los tendones,
rompan los corazones
sin de ellos caso hacer.


Insólita avenida
que inunda fértil vega,
de cumbre a cumbre llega,
y arrasa por doquier;
se lleva los ganados
y las vides sin pausa,
y estragos miles causa,
¡qué susto!, ¡qué placer!


Las voces y las risas,
el juego, las botellas,
en torno de las bellas
alegres apurar;
y en sus lascivas bocas,
con voluptuoso halago,
un beso a cada trago
alegres estampar.


Romper después las copas,
los platos, las barajas,
y abiertas las navajas,
buscando el corazón;
oír luego los brindis
mezclados con quejidos
que lanzan los heridos
en llanto y confusión.


Me alegra oír al uno
pedir a voces vino,
mientras que su vecino
se cae en un rincón;
y que otros ya borrachos,
en trino desusado,
cantan al dios vendado
impúdica canción.


Me agradan las queridas
tendidas en los lechos,
sin chales en los pechos
y flojo el cinturón,
mostrando sus encantos,
sin orden el cabello,
al aire el muslo bello...
en plena convulsión.



Sucedió hace mucho tiempo, en un pueblo no muy lejano. Transcurría el año 1800, cuando una noche fría y lúgubre junto a una pequeña chimenea donde ardía vigorosamente leña de cedro nacieron dos niños, acomodados apenas sobre un sucio pero caliente cuero de borrego que aún mantenía su olor rancio y nauseabundo después de muchos años de uso, la madre que yacía débil por el parto apenas con sus dientes pudo romper el cordón umbilical que durante nueve meses alimentó a sus hijos.
Sin aliento y gimiendo de dolor y cansancio, Anastasia, la madre de los gemelos, recogió a sus pequeños y con un trapo más mugroso que el suelo mismo los limpio suavemente, tomo a aquel que apenas ronroneaba como un gatito y le acercó a su pezón derecho del cual brotaba leche en gran cantidad, luego de un buen rato los gritos de su segundo hijo a quien llamó Martín, la distrajo por un momento, asombrada por la energía de aquel que nació segundo, sin titubear lo tomó en sus manos y le acercó a su seno izquierdo para amamantarlo y calmar su hambre.

-Esa noche quedará por siempre en su memoria.

Tres meses después sus hijos crecían sanos y fuertes; pero, el mayor a quien llamó Vicente, aún ronroneaba como un gatito al reclamar su alimento, a veces se atragantaba al mamar y parecía distante siempre con su mirada perdida, jamás miraba a su madre a los ojos ni le sonría como lo hacía su hermano.
Su madre no sabía que pasaba ni tampoco se imaginaba el futuro que le esperaba. Los sucesos irán trazando su destino.

Un día Anastasia sintió la presencia de algo o alguien en su pequeña casa, siendo una mujer sola y sin más compañía que sus hijos que fueron frutos del pecado, con temor se acercó a una pequeña ventana hecha de madera como toda su cabaña misma, y al observar hacia afuera se sobresaltó mucho, algunos de los animales que rodeaban la casa se encontraban jugueteando entre sí, no era nada común ver a un oso de trescientos kilos dejándose mordisquear de un tejón, ni tampoco ver un cuervo hablándole al oído a un alce.

Sin saber porque, miró hacia sus hijos y pudo observar a Vicente como nunca sonreír alegremente. Vicente no puede hacer las cosas que su hermano hace, ya llevan ocho meses de nacidos pero, Vicente no responde a los estímulos de su madre, su mirada esta siempre perdida, pero, hoy no, hoy se esfuerza por moverse y sus bellos ojos azules miran a través de la puerta, una enorme alegría le invade. Martín por el contrario es más inquieto que nunca y ya empezó a pararse por sí solo, juega constantemente con su madre y se lleva a la boca casi todo lo que encuentra, sin embargo cuando duerme junto a Vicente siempre está tranquilo y sonríe mirando a su gemelo.

Es ya diciembre, el invierno es crudo y Anastasia que apenas puede sobrevivir de las cosechas que logró hacer antes del invierno se le agotan, preocupada, aislada y odiada por los pocos habitantes de un pueblo cercano, Anastasia empieza a caer en inanición, se siente débil, el poco e inútil alimento que brota de su pecho ya no abastece a sus hijos. Martín ya camina muy bien pero, su hermano a quien siempre le sonríe y juguetea, continúa acostado sobre su cama, su madre se pregunta porque su hijo es así, ¿será que me embrujaron? -Se pregunta. No debí acostarme con Manuel… exclama en medio de un llanto entrecortado, por un momento mira a sus hijos y clava su penetrante mirada llena de miedo y dolor en su amado Vicente, luego piensa…. ¡No, no me lo perdonaría nunca¡.

Pasan los días, Anastasia agotó todo su alimento, ya no tiene nada que entregar a sus hijos quienes lloran de hambre, pero se ha vuelto muy común ver que Vicente sonríe mirando a la puerta.

- ¿Que es lo que hace?
- ¿Porque no me mira jamás a mi? - se pregunta Anastasia mientras carga a Martín entre sus brazos.

Entrada la noche se acerca a sus hijos que duermen y muy calladamente les dice, amados hijitos, seguramente moriremos de hambre en este lugar, perdónenme por no poder hacer nada, no existe persona alguna que nos pueda ayudar, todos me odian y también a ustedes, - Anastasia llora por un rato, luego calla y sigue… - no se preocupen mis amados, cuando ya no tenga fuerzas yo me los llevaré conmigo. Anastasia llora… - luego se duerme.

Un abrupto sonido por la mañana la despierta, sigilosamente se acerca a la puerta, abre con cuidado y mira un charco de sangre, paralizada por el susto observa un conejo muerto, sin saber que hacer se retira pero vuelve a salir a los pocos minutos, ya afuera rodea su modesta y destruida cabaña, luego regresa recoge el animal y se pregunta, -¿quién pudo haber hecho esto?.

Sin pensarlo más prepara un fuego, desolla al animal y lo lava. Ahora tengo algo para comer se consuela diciéndose a sí misma y mirando a sus hijos mientras Vicente sonríe alegremente, su mirada esta clavada en los ojos de su madre por primera vez.
Durante el invierno Anastasia todos los días recibe gallinas, conejos y otros animales que le mantienen viva junto a sus hijos.

Un día se levanta muy temprano cuando el deshielo ya se llevó lo último que quedaba del crudo invierno. Por la ventana observa un lobo alejarse corriendo. Nuevamente el temor la sobrecoge. Su alimento muerto se encuentra en el lugar de siempre - ¿cómo es posible? Se pregunta, - ¿me estaré volviendo loca?.

Pasan los años y sus hijos crecen. Martín ahora sale a jugar frecuentemente al bosque y siempre regresa con algo en sus manos para regalarle a su hermanito, Martín conversa frecuentemente con Vicente, le cuenta lo que hay en el bosque y de sus animales tan amigables con él. Vicente parece escucharlo atento, el no habla tampoco pero logra hacer sonidos, su cuerpo no se desarrolló como debía es débil y mucho más pequeño que su hermano, su madre que lo quiere mucho lo llama pequeño capitán.
De pronto pequeño capitán gruñe como un oso y llama la atención de Martín. Su madre está ausente, ella salió a recoger un poco de agua para preparar los alimentos del día. Martín asustado va por su madre, piensa que Vicente está enfermo y corre por ayuda, ingresa al bosque por el sendero que lleva al riachuelo y de pronto… frente a sus ojos observa un enorme oso, éste sujeta una cabeza humana entre su hocico y una garra enorme, la sangre yace en el suelo como si fuera el mismo riachuelo que se secó dejando solo fango, Martín tiembla de miedo y su pequeña cabecita siente mareos y todo se nubla, a punto de desplomarse escucha la voz de su madre que lo llama, entonces reacciona y guiado por su voz más que por su visión corre hacia ella, la abraza y dice: Maaaami, no eras tú al que el oso mató. Anastasia lo carga y tapándole la cara en precipitada carrera sale del lugar. Martín logra ver un cuerpo decapitado en el sendero, es un hombre que tiene los pantalones más abajo de sus rodillas.

Días después, aún preocupado y con mucha curiosidad Martín pregunta a su madre, - ¿qué pasó allá en el bosque mamá?. Ella calla, el silencio se apodera del lugar, y de pronto se escucha un rugido, es Vicente que imita al oso y sonríe mirando a su madre. Ella empieza a hablar y cuenta: esa mañana salí a recoger agua como todos los días, llevaba mi cántaro al hombro cuando de pronto sentí unos pasos detrás de mí, sabía que algo malo pasaba, entonces sentí un empujón que me tiró al suelo, cuando di vuelta miré un hombre que con cuchillo en mano me amenazó, entonces se encimó sobre mí y trató de abusarme, de pronto solo escuché las ramas de los arboles quebrarse y pude ver un gigante oso que ataco a aquel hombre, de un solo zarpazo le arrancó la cabeza, no sentí miedo, era como si pequeño capitán me hablara, es extraño pero eso sucedió.

Martín abraza a su madre y le dice: mamá, ¿sabes algo?. Mi ñañito habla con los animales lo sé, cuando voy al bosque siempre me rodean los conejos, los cuervos se acercan y me siguen tranquilamente, es como si me cuidaran. Entonces Anastasia recuerda aquel lobo, - ¿será posible? - se pregunta en silencio.
Pasan los años y ya sus hijos son jóvenes, la salud de Vicente empeora, Anastasia debe permanentemente atender a su hijo que frecuentemente sufre convulsiones, aún a veces se pregunta si fue maldita por alguien, pero sabe que más de una ocasión su pequeño capitán le salvó la vida. Ellos dos se encuentran solos, Martín hace tiempo que dejó su casa, marchó en busca de su propio destino, marcado por el pecado lleva a cuestas una pena y cierto odio al lugar que rodea su humilde hogar, sin embargo, llora cada vez que recuerda a su hermano, no sabe que también Vicente sufre su larga ausencia. En silencio de vez en cuando pequeño capitán mira al cielo como rogando a Dios algo suceda.

Cierto día Martín que se hallaba en un pueblo a 10 días de camino recibe una extraña visita, un cuervo que grazna fuertemente se le acerca y trata de quitarle su sombrero, entonces Martín advierte que algo quiere decirle y empieza a seguir al ave. Durante días acelera frecuentemente el paso, y se detiene solo para alimentarse de vallas y frutas en el camino, sabe que algo malo sucede.

Al fin llega a casa, al entrar en ella la halla vacía. Martín se sorprende, un temor gigante le sobrecoge, entonces grita… - ¡Mamá¡… ¡Vicente¡. Luego solo atina ingresar al bosque, camina por un rato y al fondo entre penumbras divisa a su madre, en apresurada carrera llega al lugar solo para comprobar que sus temores eran ciertos, su amado hermano mayor había muerto, el llanto brota en sus ojos, por un rato y abrazado a su madre llora como un niño, luego toma un puñado de tierra y la hecha sobre la tumba recién tapada por su madre, unas pocas flores silvestres adornan el lugar, en silencio se alejan del lugar. Martín voltea, ya no le sorprende ver a muchos animales que se acercan para dar el último adiós a su querido amigo, pero lo que llama su atención es la sombra de un gigante, es el oso que salvó a su madre y quien mirándole a los ojos le pide permiso para quedarse un rato más junto a capitán.
Ya en casa se siente el enorme vacío, los dos juntos a la mesa no articulan palabra, de pronto un gruñido fuerte se escucha por todo el lugar. Martín con voz entrecortada pregunta a su madre: ¿mamá, porque lo llamabas pequeño capitán?
-Bueno, pequeño siempre fue, - responde el mismo.

Anastasia contesta: aún me cuesta comprender… (solloza), como tu hermano sin hablar, sin moverse, sin mirar, manejó nuestras vidas y nos hizo felices…



¿y qué carajos es el estrés?.

Etimológicamente hablando proviene del latín STRÍNGERE pariente directo del griego (straggw) que no es otra cosa que estrangular, sofocar, apretar. Y claro, ¿quién no ha escuchado ya sea en su corta o larga vida este término anglosajón muy de moda en nuestros tiempos?. Antiguamente nuestros parientes (abuelos, bisabuelos) solían decir que se sentían azarados ante una eventual crisis personal y si bien las palabras no distan mucho de su significado el contexto y resultado es el mismo.
Con esta breve introducción quiero llegar al quid del asunto ya que me tocó vivir en carne propia. Haciendo una retrospectiva recuerdo un montón de veces el haberme con ironía preguntado quizá como muchos de ustedes: ¿Cómo diablos se estresa la gente?, claro que entonces la terrible boa constrictora del estrés estaba a un millón de kilómetros de mi vida y es que esta maldita serpiente venenosa además, viaja a la velocidad de la luz y es tan terriblemente destructora como un terremoto de 8.9 grados Richter con tsunami incluido.

Que es lo que causa que la boa con sus potentes termo sensores adaptada para rastrearnos llegue rápidamente a nuestro ataque?, justamente eso; el calor corporal que provoca la sobrecarga de responsabilidades y el sedentarismo progresivo acompañado de un giro brusco en nuestro modus vivendi, dicho de otro modo y desde mi punto de vista no es más que el resultado de un estilo de vida modernista en el cual nos disfrazamos de súper héroes para aparentar el buen vivir y nos creemos súper papás, súper esposos, súper amigos, súper ingeniosos, súper trabajadores, súper estudiantes y terminamos siendo recontra súper pendejos por tratar de llevar una carga como la que papá Noel lleva en una sola noche y a veces metiendo sus blancas nalgas por donde no debería, con la enorme diferencia que papá Noel no existe y nosotros sí. En todo caso la falta de ejercicio es la mecha que detona la carga explosiva, los músculos se tensan y comienza el dolor generalmente de espalda o de cuello y con frecuencia de los hombros, ¡ahhh pero eso no es nada¡ porque la maldita culebra aún no llega y si logramos despojarnos de la mecha antes que estalle la bomba nos salvamos, caso contrario es mejor empezar a rezar (para los creyentes) o buscar ayuda especializada (ojo, no recomiendo tratamientos farmacéuticos ni drogas ya que no funcionan) la medicina oriental como la acupuntura va de maravillas pero eso es otro tema que quizá toque después… ¿en qué íbamos?….. ¡ah ya! (estos son los efectos secundarios del veneno del estrés) como decía: llega la serpiente y empieza a enroscarse sutilmente despojándonos de a poco el oxigeno que mantiene vivas a nuestras pocas neuronas que se encuentran trabajando, el pecho se oprime como si un paquidermo se sentara encima de golpe y sin aviso, entonces languideces, el estupor se apodera de todo el cuerpo y empiezan los verdaderos problemas: insomnio, histeria, depresión, estreñimiento (en mi caso), la autoestima se destruye y condimentas toda esta ensalada con una enorme desconfianza en ti mismo y en los demás, te sientes un verdadero fracasado y todo se ve color violeta (no digo negro porque en ecuador hay muchos y se pueden ofender).

Increíblemente esto puede afectar a una persona totalmente sana, alegre, jovial y sin indicios ni predisposiciones suicidas, es decir a un ser humano común y corriente llegando a ser tan fuerte la depresión que no puedes pensar y mucho menos actuar, ahora resulta que al encontrarme en aquel estado esperaba que alguien se diera cuenta por lo que pasaba, pero; ESE ES EL MAYOR ERROR, nadie y mucho menos los de tu casa te dirán: - oye fulano, te noto triste tus ojos me están pidiendo a gritos que te abrace, y tus manos tiemblan como cachorritos recién llegados, ¿acaso tienes frío?, !claro que no¡ es justamente allí donde están habituados a nuestros berrinches y mal carácter y para ser honestos casi siempre están huyendo de ese tipo de comportamiento -, la mente es tan frágil que un pequeño cambio psicológico y prosigue el fisiológico: sudoración excesiva, temblores y mareos, jaquecas, extenuación física y una larga lista, en mi caso ventajosamente lo único que no se vio afectado fue mi virilidad (tal vez por el hecho de que las serpientes no se atacan entre sí, salvo raros casos, pero en el mío las constrictoras se respetaron), y hablando de respeto es justamente lo que deberíamos hacer, afablemente deberíamos bajo toda la depresión que sostengamos y dejando el orgullo colgando en algún clavo de alguna pared, acercarnos en esos momentos críticos a aquellas personas que amamos y pedirles que por favor tengan paciencia, pues si no lo hacen pueden complicar las cosas, de ser posible que se informen sobre cómo actuar en estos casos para que nos brinden efectiva ayuda y sobre todo pedirles que nos escuchen, que nos brinden un hombro en donde descargar nuestras frustraciones y robarles abrazos un millón de abrazos callados pero cálidos, acaso cortos pero fuertes. El meollo del asunto y recuérdenlo bien no es esperar que ellos se acerquen sino uno acercarse y pedir todo eso por nosotros, al fin de cuentas esta es la parte más dura pero es la más efectiva contra la brutal culebra.

¿Recuerdan que mencioné el terremoto y el tsunami?. Aunque mis cimientos se sacudieron con gran fuerza… !aguantaron¡, pero aún tengo cosas destruidas dentro de mí que están siendo reorganizadas, llevará algún tiempo reconstruir mi santuario sagrado… mi cuerpo, no obstante se que lo lograré. El veneno de la inmunda aún me aletarga a ratos y mis músculos dorsales se recuperan lentamente pero sin pausa, solo espero no haya efectos colaterales de largo plazo que afecten a la buena serpiente la que me acompaña siempre la que por ninguna razón reptará en busca del mal sino del mejor de los placeres: ¡el servir con orgullo y dignidad!.