Versos, Canciones y Buena Lectura

Un día como muy a menudo Correina Correón pasaba de izquierda a derecha por la abundante y grasienta barriga de su dueño y ella muy feliz se quedaba allí, pero; en esta ocasión no sucedió y de pronto al suelo fue a dar.

En su desesperación sin saber lo que pasaba escucho decir al obeso “esta ya no me gusta se halla sucia y vieja”, entonces Correina se echó a llorar cuando de pronto un verde y regordete limón por su lado rodó y muy seguro de si a Correina Preguntó: ¿qué sucede bella y esbelta Correón? - ¿bella? Respondió ella, por favor no se venga a burlar de mí que no ve que sucia estoy, mis arrugas profundas están y que hablar de mis huecos... qué vergüenza siento, grandes como ojales de abrigo son.

Pero que dice usted - respondió el limón. Acaso no sabe que la belleza está en su interior, mírese y piense cuan útil es su flaca y larga figura – no siga, no siga dijo Correón ¿que no vio que mi dueño me botó? – sí pero el también en su exterior se fijó continuó el limón, ya verá como regresa por usted es que si se fija es la única que de primera a esa gorda cintura a perfección se ajusta, además por lo que pude ver de buen cuero usted proviene.

Al fin una sonrisa en su pálida hebilla Correina demostró y no dudó en abrazar fuertemente a su vecino el gordito Limón.

Y pasaron los días entre conversación y apretujón los vecinos se enamoraban al son de la guaracha, la salsa y el merengue hasta que de vuelta al catre el obeso en un salto de sorpresa la correa recogió, asombrado por un raro brillo en Correina exclamó: Si juraría que sucia y fea además de tiesa te dejé pero no importa nadie como tú me sabe apretar y mis calzones ajustar, venga acá mi querida venga a ocupar su lugar.

Sin darse aún cuenta Correina Correón de su amor al limón mucho beneficio sacó, es que entre tanto apretujón los jugos del limón la suciedad de ella limpió y por supuesto la piel muy suave la dejó.

Para terminar y como moraleja enseñar, jamás elimines de tu dieta el beneficioso zumo de limón pues algo te hará mejorar e incluso tu vieja correa podrás usar, y mejor si te fijas en el buen romance, nunca deseches a nadie por su apariencia y realiza lo que dice la ciencia “con un poco de fricción incluso, el diamante que hay en ti quedará al alcance”.

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala, Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo
mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría...
Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella
su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

Su alma era transparente como un vaso vacío:
Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste que fuera
turbadora y fragante como la primavera?

¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío
sobre la yerba seca y ávida del estío?

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,
como un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era de otro que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:
las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,
como quien lo da todo, dando tan poca cosa...

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
Ella no fue culpable, Señor... ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella
y me distes los ojos para mirarla a ella.

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar
y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y es tan suave, y tan clara,
que sería pecado mayor si no la amara.

Y por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,
que tú, que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
tú también la amarías, ¡si pudieras ser hombre!

Impío su corazón vivía,
Desbordando pasión regalando alegría,
Solo un eco de impúdica canción,
sutil , mimosa… sin ninguna razón.

Descubrió que en el vientre solitaria engendró,
Amorfa tonadilla , que inofensiva creció,
Más aquella que se halla inerte,
Tan solo deseo que arrope mi ego,
Y mi oído escuche su latir etéreo,
En su hermoso pecho de nácar y heno.

Qué será de tí,
necesito saber hoy de tu vida.
alguien que me cuente sobre tus días;
anocheció, y necesito saber.

Que será de tí,
cambiaste sin saber toda mi vida,
motivo de una paz que ya se olvida.
no sé si gusto más de mí, o más de tí.

Ven,
que esta sed de amarte me hace bien,
yo quiero amanecer contigo amor,
te necesito para estar feliz.

ven,
que el tiempo corre, y nos separa,
la vida nos está dejando atrás.
yo necesito saber, que será de tí.

Qué será de tí,
cambiaste sin saber toda mi vida...
motivo de una paz que ya se olvida.
no sé si gusto más de mí, o más de tí.

Ven,
que esta sed de amarte me hace bien,
yo quiero amanecer contigo amor,
te necesito para estar feliz.

ven,
que el tiempo corre, y nos separa,
la vida nos está dejando atrás.
yo necesito saber...
...que será...de tí.