Infortunio en la noche de su ausencia
descubrí cuando en silencio me alejaba
sin saber que su indómita existencia
a la mía marca sórdida dejaba.

Fueron largos y penosos sus recuerdos
su mirada calcinánte en mi rondaba
como ave que regresa en primavera
como nieve que retorna con la helada.

Entre sueños la buscaba como el viento
impetuoso por saber de ella, vivía
¿qué sería de mi dulce enamorada?
¿qué sería de la joven de aquel día?

Y buscaba sus fulgores avivarlos
suave campo de frutales y sembríos
blancos lirios, verdes prados, frescos nardos
y el aroma de su piel, cual claros ríos.

Día a día imaginaba su tibieza
de sus labios anhelaba aquellos besos
que en mis sueños eran suaves, eran tersos
eran dulces manjares de embelesos.

De pronto de mi vida en el ocaso
mientras iba por senderos de alegría
y ella estaba embebida en el regazo
de otro hombre al que juró que cuidaría

Con su aroma y su figura tropecé
fue bizarra jugada del destino
para entonces no pensé que en mi camino
el amor que había perdido, reencontré…

Mis ojos en los suyos se clavaron
palpitantes al compas de sus latidos
en silencio nuestras almas se acercaron
para amarse dulcemente entre gemidos.

Descubrí la ternura ilimitada
de una madre, de una esposa enaltecida
que hace tiempo liberó sin decir nada
a su amante, a su amor que ya no olvida.

Su mirada incomparable es honda, tierna
el llamado de su nombre es femenino
soy sensato, es una flor de aroma fino
que no puede trasplantarse a otra tierra

!Oh Señor, como esta noche la deseo¡
implorar su libertad yo ya no debo
ni pretendo sigiloso ir a buscarla
ni arrancarme el corazón para entregarla.

Solo espero que su amor embravecido
por la ausencia de su amado en la distancia
sea eterno, inquebrantable, perdurable
porque de ella siempre quiero su constancia.

No pretendo ser su dueño, ni tenerla
para mi es suficiente la ternura
que me entrega con su cálida mirada
entre sueños cuando tengo su figura.